ADMINISTRAR EL CAMBIO CON CRITERIOS EMPRESARIALES (Ver posts anteriores). En mis años universitarios aprendí que la función de administrar se reduce al acrónimo inglés POSCORB: Planning, Organizing, Staffing, Co-ordinating, Reporting, Budgeting (21), pero esto se ha mostrado como algo absolutamente ineficiente conforme se aceleraban los hechos históricos. Gordon White se choteaba al decir que «la burocracia crece más rápido que cualquier otra cosa. Y, además, no necesita agua». Julián Marías, más comedido, recordaba que «hace treinta años definí la burocracia como aquello que consiste en interponerse entre cada dos actos de los demás»(22) . Lynn y Jay, en una deliciosa obra, aseguraban que «los papeles son la religión de la Administración Pública» y que «los funcionarios tienen un talento extraordinario para envolver una idea sencilla de modo que parezca extraordinariamente complicada»(23). Tras de todo ello no hay una mera mofa de la función pública ni una negación de su necesidad, sino la sangrante denuncia de que va por detrás de la vida real y no hace sino complicarla. Además, se retroalimenta, se autojustifica. Es necesario anotar aquí que hay una relación directa entre la confianza de los administrados y la burocracia: a mayor desconfianza, mayor burocracia, intervencionismo y tutela para seguir procedimientos administrativos predeterminados, de carácter defensivo.
En un entorno de insostenibilidad del Estado de Bienestar no queda más remedio que plantearse cómo y dónde innovar en los servicios públicos, a la vez que replantearse el modelo ideológico de gestión del árbol del crecimiento económico, del desarrollo humano, del progreso social desde sus raíces: si rabiosamente liberal, intervencionista o bien subsidiario en un contexto de responsabilidad social corporativa, como es nuestra opción, porque «Las cosas las hacen las personas», decimos en lla página principal de este blog.
Nuestra triple secuencia es Hombre —“hombre-en-sociedad”— organización social (vamos a seguir llamándola, por un lado, sociedad civil y, por el otro, Administración o Estado). La organización social debe ajustarse a las realidades de los humanos. La sociedad civil —actualmente machacada— es libre de organizarse como necesite y quiera. La Administración (local, regional, estatal y supranacional) debe estar adecuadamente dimensionada y orientada hacia la resolución de las necesidades que no puedan ser resueltas por la sociedad civil, pero en cooperación con ella. Aquí juega un importante papel el factor de competitividad, el ejemplo de productividad, eficacia y rigor moral u honradez , considerando además el “efecto tirón” que produce sobre la sociedad. Ya hemos advertido que las instancias sociales suelen ser correa de transmisión de las instancias políticas y éstas de los partidos, cuyos intereses son a corto plazo, entre comicios, cuando la secuencia que propiciamos requiere plazos más largos y una desvinculación del aludido cortoplacismo político. «Los poderes públicos —señalaba Jordi Balleras en 2007— están cada vez menos valorados, y eso se debe a la sustitución de la política por un electoralismo permanente».
Para gestionar el cambio de paradigma, a falta de una sociedad civil poderosa, se requiere una mentalidad empresarial de gestión de recursos que han de ser devueltos transformados a la sociedad, contando con ésta. Se ha dicho también que el mejor criterio económico es no tener para guardar, sino dar para tener. Ángel Bermúdez precisa que «con un enfoque similar al de las empresas que trabajan con una orientación al cliente. Partiendo del concepto fundamental de que el marketing se ocupa de identificar y satisfacer las necesidades humanas y sociales, la gestión municipal y la gestión pública deben orientarse desde una perspectiva de marketing social; es decir, identificando las necesidades, deseos e intereses de los diferentes públicos objetivos existentes en la ciudad para satisfacerlos de la manera más efectiva, de forma que preserven o realcen el bienestar a largo plazo de dichos usuarios y del conjunto de la sociedad»
Tengo claro qué es administrar y las exigencias POSCORB de su función. Si a lo largo del artículo ha salido la palabra burocracia, he de decir que — aparte las mofas antes citadas— también tengo claro su sentido en cuanto estructura técnica organizativa (tecnostructura) que desarrolla las funciones del Estado, conforme a los fines establecidos para éste por las instancias políticas . Eso sí, tiene dos particularidades a reseñar aquí: primera, que la burocracia es capaz de producir “política”, en cuanto que sus ideas técnicas se imponen sobre los líderes políticos, que las desconocen, y se convierten en ideas políticas que serán aplicadas para el gobierno de la sociedad. La segunda es la irresponsabilidad, según señalaba Hannah Arendt : «La burocracia, o el gobierno de Nadie, es el gobierno a través del intrincado sistema de oficinas en las que nadie, ni uno ni otro, ni muchos ni pocos, puede ser responsable». Y no continúo en la cita porque no tiene compasión.
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(21) GARRIDO FALLA, F., Tratado de Derecho Administrativo, vol I, pp. 223 y ss.
(22)MARIAS, Julián, “Viento de proa”. ABC, Madrid, 31 de diciembre de 1985.
(23)LYNN, Jonathan, y JAY, Anthony, The Complete Yes Minister. Diaries of Cabinet Minister. Trad. esp. (Sí, Ministro), de Carlos Peralta. Ultramar ediciones, Barcelona, 2ª ed., 1989, pp. 37 y 54.
Autor: José Ángel Zubiaur
Convencido de que innovar es adoptar nuevos cauces e instrumentos para dar respuesta a una nueva realidad que nos resistimos a aceptar, manejar, dirigir y orientar, aporta una experiencia acreditada en gobernanza, tanto en España como en el resto de la UE. Ha liderado proyectos estratégicos públicos, privados y mixtos, en cooperación interregional y transnacional, compartiendo recursos estratégicos para el desarrollo territorial y de organizaciones, mediante procesos horizontales asentados en el conocimiento de las personas