Si don Julián hubiese conocido los éxitos deportivos de España en el primer decenio del siglo XXI, hubiese dado por confirmada su tesis acerca del carácter nuevo e inesperado de la época que presentía para España y que se frustró en los años treinta del pasado siglo. Se repite ahora, años después, cual si fuera nueva, la oportunidad de un tiempo marcado por la apertura a lo ajeno y por una actitud originalmente creadora. Ya no se trata lo español con el desdén que algunos aún llegamos a padecer allende fronteras. Y ello porque la cultura intelectual española se ha acercado definitivamente a la de los demás países «desde su mismo espíritu, en profunda afinidad, desde una actitud también creadora[1]», de modo que lo ajeno también ha germinado de forma original en nuestras tierras y su fruto lo hemos aportado con el propiamente nuestro al granero común. Europa conocía la potencia cultural de España —de Hispanoamérica deberíamos mejor decir— pero no la esperaba. Como tampoco saben de ella los propios españoles. Cierto es que en los dominios propiamente intelectuales, el volumen de la cultura española sigue siendo reducido, como advertía don Julián. Pero no así en otros dominios más populares, podemos decir hoy. Hace unos meses —tras el desplante francés de los guiñoles— corría el chiste: «¡Eh, gabacho! ¿A qué quieres que te juegue, que te gano?»
Las relaciones personales que favorece el turismo[2], los intercambios culturales de chicos beneficiándose de sus Erasmus y el factor innovación ha sido determinantes no sólo de nuestro acercamiento al resto de Europa, sino de la conquista de amplios espacios de negocio, en sana competencia. Esto nos lleva a considerar algo que no todo el mundo, sumido en la depresión que origina la crisis, sabe: que tenemos tecnología punta, savoir faire en la gestión y precios competitivos para que nuestras empresas se sitúen entre las primeras en los rankings internacionales. Se habla de las grandes, pero hay también innumerables pequeñas que defienden muy bien sus procedimientos y productos ante los grandes saurios de Oriente. Por si fuera poco, nos lo han tenido que venir a decir, cual si fuera una inyección de optimismo reactivo. Vean y juzguen.
[1] MARÍAS, Julián, “Un aspecto del siglo XX”. ABC, Madrid, 1 de diciembre de 1999, p. 3.
[2] Hemos tenido 47 millones de turistas en el período enero-septiembre de 2012, lo cual nos constituye en segunda potencia mundial del turismo, tras los EE.UU. (http://www.iet.tourspain.es/es-ES/estadisticas/frontur/mensuales/Nota%20de%20coyuntura%20de%20Frontur.%20Septiembre%202012.pdf