Optitud es la mezcla de dos palabras claves en el desarrollo humano, por una parte se compone del término optimismo y por la otra de la palabra actitud, la cual esta intrínsecamente relacionada con la voluntad.
El optimismo es una actitud, una decisión libre que toma el ser humano ante los sucesos que le acontecen bien sean positivos o negativos.
Podemos tener la mejor hoja de ruta del mundo, con una descripción pormenorizada de los pasos a seguir y de los obstáculos que nos vamos a encontrar, sin embargo lo que completa nuestra ecuación es nuestra decisión de hacer, nuestra actitud ante los avatares de la vida es lo que marca la diferencia entre las personas que triunfan en la vida y las que fracasan.
Optitud es un término dinámico que existe y tiene sentido desde la acción y no únicamente desde la teoría. Es práctico y tiene como finalidad configurar nuestros programas cerebrales desde la aplicación ya que es la única vía para grabar nuestros programas optimistas.
Soy diametralmente opuesto a dichos como “El pesimista piensa que el viento no va a cambiar, el optimista que sí y el realista es el que ajusta las velas “. Vemos pues que el optimista es retratado como un sujeto pasivo y todos los estudios que del optimismo se han hecho desde la Psicología Positiva demuestran lo contrario.
La optitud es vital y esencial para el ser humano, nos moviliza a la acción desde una perspectiva favorable y teniendo en cuenta los elementos desfavorables. Se mueve, moviliza nuestros mejores recursos para salir de la adversidad.
Por ello elijo la optitud como una actitud ante la vida, como una respuesta proactiva frente a todas las agresiones que recibimos a diario, la elijo como salvaguarda para que nuestros sueños e ilusiones perduren en la difícil travesía que es la vida.
Optitud es la decisión que yo he tomado.
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