En España corren tiempos de muchas preguntas y teorías sobre cómo hacerlo bien en los ámbitos de la innovación empresarial y educativa, como si fueran mundos separados. Se conocen pocos ejemplos reales y cercanos a seguir, a pesar de la sacro santa facilidad de acceso a la información que ofrece Internet. ¿No estáis aburridos de leer sobre la educación en Finlandia o las Start up en el Valle del Silicio? ¿No estáis también aburridos de los que dicen que nada de eso es aplicable aquí pero no proponen algo mejor?
Social y mediáticamente, hay un cierto consenso sobre la falta de liderazgos ilusionantes y aglutinantes con visión de futuro.
Se elaboraron grandes planes nacionales y regionales en tiempos de recursos más abundantes (ahora se llaman reformas). Sin embargo, la ejecución de esos planes con equipos cohesionados, que reman en una dirección clara hacia el largo plazo, con ilusión, con espíritu de servicio y con buenos resultados, es una deficiencia constatada, y no sólo en la administración.
Por seguir con el ejemplo de Finlandia, brilla con luz propia un personaje crucial (ya sabéis, las cosas las hacen las personas) que supo alcanzar pactos de estado y generar el contexto que ha permitido los éxitos tan mentados en aquel país, el señor Esko Aho. Sería interesante un monográfico de J. Evole o de E. Punset dadas sus posibilidades de impacto cuasi mesiánico en la opinión pública. Además de en su país, este señor pensó en Europa y ya en 2006 elaboró propuestas desde la experiencia que quienes se consideran “altos cargos” deberían releer.
En los últimos 200 años aquí en España, las leyes educativas aplicadas o no, han tenido una vida promedio de 6,5 años (gracias @frtarrago por una brillante reflexión sobre el liderazgo y la co-creación de valor educativo). Las políticas de Innovación, siempre fragmentadas en los compartimentos estanco de la ya obsoleta triple hélice: ciencia, tecnología y empresa, no han superado en su inmensa mayoría el mágico número electoral de 4 años. La normativa siempre va por detrás del ecosistema real y atendiendo a la definición de justicia (a casa cual lo suyo), los contribuyentes y beneficiarios nos hemos hecho especialistas en trampear leyes para alcanzar nuestros particulares objetivos.
La polarización entre lo público y lo privado, la endogamia del nosotros y el ellos, siguen siendo la “base ideológica” de muchos discursos y debates que sortean el eje crítico para que cualquier ámbito progrese: LA PERSONA.
Este contexto no ayuda ni inspira, la verdad…
Sin embargo, con los mismos ingredientes que los demás, como en el famoso programa “Masterchef” que acaba de finalizar con audiencias elevadísimas, hay quienes han sabido elaborar buenas recetas para progresar y obtener mejores resultados.
Son los “héroes cotidianos” que superan los obstáculos que otros sólo lamentan. Esos que siguen su camino con constancia e ilusión, sin esperar a que un tercero a quien culpar les solucione la vida. El ganador de esta primera edición del programa, me recordó mucho al perfil humilde, honrado y persistente que sabemos es el que funciona.
Estos “héroes cotidianos”, sus “cómo” y sus “qué”, son los que en mi modesta opinión necesitamos alumbrar como recordatorio de que con esfuerzo, colaboración e innovación, se puede avanzar en medio de estas tinieblas.
Por aquello de que con emoción, curiosidad y retos se aprende más y mejor (Aprendizaje Basado en Retos le llaman ahora) os propongo un pequeño desafío, descubrir a otros dos héroes cotidianos, mucho menos mediáticos que MasterChef pero de alto impacto en el mundo real. Aquí van las pistas:
a) Centro educativo que supo reinventarse indagando nuevos modelos que aplicó y que se encuentra actualmente entre los mejores centros en los rankings nacionales. ”Es un colegio donde todos aprenden” Howard Gardner.
b) Centro tecnológico que supo rentabilizar los resultados de su I+D para no depender de subvenciones y hoy en día tiene su propia empresa para comercializar productos y capacidades que ellos mismos han desarrollado cooperando con terceros. “Think big, Act Nano”.
¿Os atrevéis a encender estos dos faros? ¿Queréis proponer los vuestros? Por mi parte, me comprometo a describirlos en otro post que plagaré de ejemplos y referencias para quienes creéis como yo, en aquello del “obras son amores, que no buenas razones”.
Te dejo los detalles de tus dos héroes para tu próximo post 🙂
Cuando pienso en héroes cotidianos pienso en varios amigos que han reinventado (o están en ello) su pequeña empresa para sobrevivir a esta crisis. Va mi homenaje por ellos y por otros similares en los que seguro que también tú estarás pensando…
Por mi parte sí estoy muy aburrido de leer sobre la educación en Finlandia o las Start up en el Valle del Silicio y envidio (…creo que pasé la raya de la envidia sana y ya es envidia de la mala…) a casi cualquiera que se ha atrevido a dar un paso a pesar de todas las dificultades: en el terreno educativo, hay un montón de héroes cotidianos por ejemplo en coles que han empezado comunidades de aprendizaje. Cada vez son más, y están cambiando sus coles.
No dejes de alumbrar esos faros Gabriel! Anuncia quienes son a bombo y platillo!
Nos hacen falta personas inspiradoras que con su ejemplo y sus acciones, nos demuestren que se puede. Los hay en todos los ámbitos y tenemos que darles voz por muy humildes que sean.
Mil gracias por seguir avanzando!