De la tecnología ya se habla con frecuencia…
Aunque en muchos lugares aún se esté en la fase de “sensibilización” porque la política suele ir por detrás de la realidad que ciertamente evoluciona muy rápido, los desarrollos tecnológicos ya están aquí: las Fábricas inteligentes ya son un término común en el discurso y los múltiples ejemplos de sus aplicaciones ya son visibles para cualquiera. (Aquí puedes por ejemplo conocer y tocar esa realidad)
Los “ingenieros” van a gozar de empleabilidad durante una buena temporada…
De la sociología no se habla tanto. Siempre ha pasado con lo intangible…
Esto va cambiando, afortunadamente. Aparecen nuevas profesiones, además de las STEM, centradas en el “para qué” de las nuevas tecnologías: Científicos de datos para que podamos decidir “just in time” y Especialistas en experiencia del usuario para mejorar nuestra satisfacción y nuestra calidad de vida por ejemplo.
En cuanto a cómo va a cambiar nuestra forma de trabajar, hay quienes ya predican que “Un factor clave son los cambios en los valores, en las expectativas y en los modos de vida de las nuevas generaciones. Entre otros se pueden notar aspectos como la preferencia por las actividades creativas, por la transparencia en los procesos, por las acciones en sintonía con el medio ambiente y por estilos de vida en general más inteligentes.”
Quiero creer que el futuro no va a ser de los verticales “frikies” sino de los Leonardos con sentido de la trascendencia y la transversalidad.
Diferentes fenómenos que ya están en marcha y que habrá que tener en cuenta, además de los tradicionales factores de competitividad “tecnologías” y “costes” (esta semana se anunciaban los smartphone indios de 4€):
- Según los que analizan la experiencia de cliente, un 86% de los consumidores, pagarán más por una mejor experiencia. Además, los consumidores satisfechos, se lo cuentan a 3 amigos, los insatisfechos, ¡a Google!
- Los niños ya trabajan en los coles con “cuadernos de emociones”. Vendrán ya muy preparados de serie para analizar lo que sienten frente a las cosas y los hechos.
- Se habla ya del Internet de las experiencias, más allá del internet de las cosas.
- Las neurociencias tienen ya muchas respuestas sobre el funcionamiento de nuestro cerebro.
- El emprendimiento social y las habilidades para saber conectar se valoran como nunca antes.
- Los freelance (open talent se llama ahora) modifican el marco de relaciones laborales que conocemos y encontrar el talento es una preocupación continua para cualquier lidear.
- Han aflorado nuevos valores sociales. La revista Times ya en 2011, se atrevía a aconsejar “Today’s Smart Choice: Don’t Own. Share”. Poseer o utilizar, desconfiar o asumir la buena fe, consumo colaborativo.
- El fundador del centro de Economía de la experiencia habla de “¿Cómo crear sentido?” y sugiere centrarnos en la propuesta de valor de un negocio y en las experiencias que van a cambiar vidas.
- La UNESCO entre otros, analiza junto a las más importantes universidades del mundo el impacto de la digitalización.
Los que analizan nuestra posible extinción como especie, anuncian que “hay un 90% de posibilidades de que entre 2075 y 2090 haya máquinas tan inteligentes como los humanos. En la transición hacia esa nueva era habrá que tomar decisiones. Inocular valores morales a las máquinas, tal vez. Evitar que se vuelvan contra nosotros.” Se me ocurre que los hackers de robots serán los nuevos héroes sociales…
Por muy manida que esté la frase, afrontamos un cambio de era. La tecnología “a granel” no es el enfoque adecuado (por favor ténganlo en cuenta los que diseñan e implantan las estrategias de I+D y los que gestionan políticas de empleo). Es el impacto en el trabajo y en nuestra calidad de vida el que debería prevalecer, desde una verdadera ética orientada al bien común.
Hoy todo lleva el atributo “Smart” y me pregunto, como sociedad
¿Vamos a ser inteligentes?