Las empresas y proyectos que “funcionan” siguen siendo aquellas que resuelven necesidades. ¿Qué obvio verdad? No lo es tanto, porque la originalidad sigue estando mitificada cuando se habla de creatividad o de emprendimiento. Ser muy distinto a costa de ser muy poco demandado, muy poco “usable” o poco flexible para adaptar la idea original, no permite generar una trayectoria de buenos resultados, por mucho que ahora los ricos se inclinen por invertir en “startups tecnológicas”.
Por otra parte, el siempre lúcido @XavierFerras da en el clavo cuando dice que “el cementerio está lleno de empresas excelentes que han quedado obsoletas”. Añadiría que también va a estar lleno de startups que se han pegado el pelotazo; mueven dinero e ideas, pero no siempre generan riqueza y empleo. Se deberían repensar las políticas para facilitar la innovación y no sólo la I+D o el emprendimiento. La cultura empresarial es un factor crítico que se valora poco, pero tiene un gran impacto.
Sólo 42 empresas españolas de las creadas antes de 1900 mantienen su actividad: extracción de materias primas, banca, seguros y algunos servicios que incluyen al mítico Café Iruña (la única de Navarra para satisfacer la curiosidad de los de aquí y de los que vienen en San Fermín). Parece ser que la vida promedio de las empresas españolas es de 11,69 años.La de las startups es dramáticamente más baja.
Quienes se plantean innovar o iniciar su propio proyecto mientras trabajan para otros, suelen frenarse porque creen que no van a tener la idea “eureka”. Cada día, la experiencia y la estadística nos demuestran que lo de verdad crucial, es poner las ideas en marcha para que den resultados. “De cero a Zara” leía el otro día en algún sitio y la verdad, la venta de ropa no es un invento nuevo. Los catálogos de alumnos y las orlas son viejos como la pana, pero ahí tenemos a Facebook. ¿Hay de verdad tanta disrupción creando riqueza y empleo? ¿O es más bien la capacidad de generar nuevos modelos de negocio, aprovechar nuevos canales y relacionarse con las necesidades de los clientes de otra forma lo que ha supuesto crecimiento de empresas que saben pensar en los “para qué” de esas ideas?
Estoy convencida de que la disrupción es muy importante, pero es minoritaria y en general, no se sabe vender. En la economía real de nuestro tejido empresarial, los datos nos demuestran que las ideas son una materia prima, pero las empresas que son capaces de explotarlas con humildad y tesón (sean suyas o de terceros), son las que se han llevado el gato al agua. ¿Qué tiene más impacto en la economía y en el empleo? Posiblemente la mezcla equilibrada y bien gestionada de la innovación disruptiva y la incremental, ¡Todo un reto! ¿tú como lo ves?