“Diddy” es un rapero, actor y productor musical, que te podrá gustar o no, entre cuyo álbum de fotografías , se puede encontrar la que ilustra este post: «Tres simples reglas para la vida: 1ª. Si no VAS tras de lo que quieres, nunca lo tendrás; 2ª Si no PREGUNTAS, la respuesta siempre será NO; 3ª Si no das un paso adelante, siempre te encontrarás en el mismo lugar» (o caerás por un terraplén español, añado yo). Traigo esta positiva transparencia a cuento del emprendimiento como vía para la creación de riqueza mediante la innovación en productos y/o procesos, porque es inviable emprender algo para hacer más de lo mismo, aunque pueda tener cierto éxito el zapatero remendón de la esquina en los tiempos que corren.
Si la innovación es un fenómeno más que importante en las estructuras ya existentes —empresa, administración, otros entes sociales— es definitivo en el caso del emprendimiento, que requiere una actitud personal —talento, motivación e ilusión— proclive a la creación de una empresa, recursos económicos y agilidad en las infraestructuras administrativas para dar una respuesta en tiempo y forma a ese afán emprendedor o innovativo, so pena de desmotivarlo.
Ocho años y pico fui vocal de una Cámara de Comercio en representación del sector financiero y bancario. Durante todo mi mandato, a finales de los ochenta, me harté de escuchar la misma monserga: hay que facilitar los trámites para la creación de empresas, esto no puede ser, estamos en desventaja respecto de otros países europeos, los trámites actuales son disuasorios, no se financian proyectos sino inmovilizados, hay que modificar la normativa sobre sociedades, la ley concursal, la normas fiscales, crear la ventanilla única, mejorar los polos de desarrollo, internacionalizarse… y bla, bla, bla. Cierto es que algunas normas se modificaron, pero de modo descoordinado, desde la administración, no —como siempre— desde la sociedad civil. Y la cosa salió dramática, como está, como relata Antonio Durán-Sindreu Buxadé, quien finaliza este demoledor artículo manifestando que lo expuesto constituye «todo un reto para la futura ley de emprendedores».
Desconfío de una tal ley que tendrá que tocar tantas teclas y tan variopintas, gestada desde la Administración y las instancias políticas, ausente la sociedad civil. Me da la impresión que no resultará sinfónica, sino dodecafónica o una bella y mera exposición de motivos con emplazamientos varios que dudo se cumplan, porque la capacidad de reacción de los políticos que encabezan la Administración pública viene siendo ínfima o, si se prefiere, adecuada para regular tiempos pasados que ya no volverán.
Autor: José Ángel Zubiaur
Convencido de que innovar es adoptar nuevos cauces e instrumentos para dar respuesta a una nueva realidad que nos resistimos a aceptar, manejar, dirigir y orientar, aporta una experiencia acreditada en gobernanza, tanto en España como en el resto de la UE. Ha liderado proyectos estratégicos públicos, privados y mixtos, en cooperación interregional y transnacional, compartiendo recursos estratégicos para el desarrollo territorial y de organizaciones, mediante procesos horizontales asentados en el conocimiento de las personas