En el anterior post, hemos visto la importancia que tiene considerar las emociones en la ecuación de la vida. Demos un paso más planteando unas preguntas:
¿Qué tipo de emociones conocemos? ¿Nos han enseñado a identificarlas, a gestionar las propias y las ajenas? La respuesta a esta pregunta ya la conocéis.
Os encomiendo un ejercicio sencillo, en una hoja, apuntad todas las emociones que conozcáis y después clasificadlas en positivas y negativas. ¿Cuántas positivas os han salido?
Los neurocientíficos lo explican como un fenómeno adaptativo, es decir, que estamos programados para procesar de una manera más automática las negativas como medida de protección para perpetuar nuestra especie. El problema surge cuando ignoramos de manera sistemática las emociones positivas las cuales como luego hablaremos, tienen un efecto inmediato y muy potente sobre nuestras vidas, personales y profesionales.
Entre muchas otras clasificaciones, la de D.Goleman y Bisquerra es la siguiente:
Emociones Negativas
- Ira
- Miedo
- Ansiedad
- Tristeza
- Vergüenza
- Aversión
Emociones Positivas
- Alegría
- Humor
- Amor
- Felicidad
¿Cuántas de las emociones positivas están presentes en nuestras empresas? ¿Y de las negativas? Me temo que también sabéis la respuesta a estas dos preguntas.
En un mundo laboral constreñido por el miedo, donde las emociones imperantes no son precisamente las positivas, no estamos explotando todo lo que un ambiente positivo puede conseguir, y aquí las emociones positivas tienen una importancia tremenda.
Psicólogos de Nueva York ya han demostrado con cifras, lo que un entorno laboral positivo puede conseguir.
Las investigaciones de Friedikson, Aspinwall y Staudinger , Avia y Vázquez demuestran que la aplicación de emociones positivas en nuestra vida implican:
+ El juicio hacia los demás y hacia uno mismo es más indulgente
+ Recuperamos mejor los recuerdos positivos
+ Amplía el campo visual
+ Genera un pensamiento más flexible y creativo
+ Genera más repertorios de conducta
+ Permite el cambio
+ Reduce la duda
+ Se generan conductas altruistas
+ Permiten contrarrestar afectos negativos
+Se tolera mejor el dolor físico
+ Favorece la resistencia ante las adversidades
Añadiría dos más que se han encontrado:
+ Practicar las emociones positivas antes de un reto, aumenta la concentración del individuo y se producen mejores resultados.
+ Tiene efecto directo sobre la salud y la relación con amigos, familia y pareja
Creo que existen suficientes razones para empezar a aplicarla en nuestras vidas y en nuestras empresas y colegios, ¿No lo creéis así?
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