En “Mente transformadora“ y los post de “Educación positiva”, he remarcado la importancia de tener en consideración a las personas en su dimensión humana, en su dimensión emocional, dada a conocer por primera vez de manera eficaz por el Psicólogo Daniel Goleman.
En esta «saga» hablaremos de las Emociones Positivas como parte esencial e irrenunciable en el camino hacia el éxito.
Tradicionalmente en la economía de consumo hemos “pasado por encima de la emoción “en beneficio de la producción material inhumana. Producción que se ha traducido en crecimiento de PIB, crecimiento artificial que lleva aparejadas un aumento de las tasas de depresión y una indefensión ante la conquista de la vida. Dicho crecimiento artificial, si no está sustentado por un armazón fuerte y solido, se desplomará como un castillo de naipes ante en Tsunami que está arrastrándolo todo, que está desenterrando la verdadera dimensión del ser humano, el ser emocional.
Perder de vista al individuo, ha traído consigo tal descapitalización humana, que ahora queremos aprender de manera rápida, con atajos, queremos todo rápido en forma de píldoras de energía instantánea que nos levanten de nuestro asiento, y que una vez que hemos abandonado la sala, nos preguntamos ¿Y ahora qué hago? Volvemos a la situación de partida y vuelta a empezar.
Mostrar las emociones en público era considerado como un signo de debilidad, dar una palmada en el hombro a un empleado como señal del buen desempeño, era considerado innecesario dado que como adultos que somos, no necesitamos que nos feliciten como hacemos con nuestros hijos cuando hacen algo bien.
El ser humano, desde que consiguió caminar de manera bípeda, empezó a mirar hacia arriba, empezó a creerse superior, inventó, empezó a hablar, hizo cosas tan maravillosas con el cerebro, que pensó que como seres humanos racionales que somos, la especie más fuerte, las emociones no servían para nada y todo lo que proviniera del neocortex era el conocimiento verdadero, lo que provenía de la amígdala no servía para nada.
Ignorar la dimensión emocional del ser humano trae severas consecuencias en todos los planos en los que interactúa, le convierte en una marioneta a merced de los hilos manejados por otros.
2 comentarios