Esto de generar ideas y ponerlas en práctica para obtener mejores resultados tangibles e intangibles es muy necesario, ¡crítico! En la administración, en el sistema educativo, en la empresa, en la sociedad… Parecería que ya lo hemos asumido.
Como siempre, certero y pedagógico, Xavier Ferrás habla sobre los “núcelos” de innovación, que defiende, no serán países ni regiones, sino ciudades:
“No es la genética lo que diferencia ecosistemas innovadores. Nadie nace con el gen de la innovación. El emprendedor no nace, se hace. Tampoco es la geografía. Existen ecosistemas innovadores en climas mediterráneos, tropicales, desérticos o árticos. Es la cultura, el conjunto de comportamientos y creencias que guían las actitudes individuales, así como sus referentes sociales, los que forjan emprendedores. El emprendedor es el gran agente de cambio social y económico. Y, una vez se desarrolla una masa crítica, el proceso es imparable: las iniciativas innovadoras atraen capital. El capital atrae talento. El talento atrae más talento. El talento científico atrae centros de I+D, que atraen manufactura en una renovada corriente de relocalización (reshoring). La innovación tiene una fascinante fuerza gravitatoria”. Xavier Ferras. 6 de Octubre en La Vanguardia
Y como bien sabemos todos, las ciudades las habitan ciudadanos, lo cual nos conduce a nuestro mantra machacón y que por muy obvio que resulte, no deja de ser el principal facilitador o barrera de cualquier cambio que queramos llevar a cabo: LAS COSAS LAS HACEN LAS PERSONAS.
Si las organizaciones del futuro van a ser globales, conectadas, innovadoras, productivas, competitivas, móviles y así hasta los 17 rasgos que lista Jordi Mañé, vamos a necesitar cambiar el chip nosotros y además formar a los trabajadores del futuro (por cuenta de quien sea) para que posean las habilidades específicas que el mismo autor agrupa en 14 talentos probables.
En Happen Inn dedicamos parte de nuestro tiempo y nuestra ilusión a entrenar a estudiantes y profesionales porque como escribía Belén en este mismo blog, tenemos la convicción de que en educación La innovación no es una asignatura. En cada uno de estos cursos, constatamos que aunque cada vez existen más ejemplos de formadores e instituciones que han comprendido que se debe aprender a desarrollar personas de otra forma, se mantienen en la univesidad y en la llamada formación continua muchas fórmulas tradicionales que ya no funcionan; las clases magistrales; los exámenes tipo test, contenidos teóricos sin aplicación al mundo real…. Necesitamos pasar de ser meros creyentes a ser grandes practicantes y los alumnos así lo demandan.
A innovar se aprende innovando como a emprender se aprende emprendiendo, pero:
- Si el que “dirige la clase” no innova en la forma de enseñar a pensar y se centra sólo en contenidos, no sólo no resulta creíble, sino que no genera curiosidad y no puede propiciar grandes reflexiones ni desarrollar la capacidad de resolver problemas de sus alumnos.
- Si los jóvenes no disponen de opciones para practicar y ver la utilidad de lo visto y oído, “vomitarán en los exámenes” como decía una alumna y olvidarán los conceptos que no utilicen con frecuencia más pronto que tarde.
- Si los alumnos son de perfiles muy similares (¡qué poco sabemos sobre nuestro propio perfil en la universidad!), su capacidad de adquirir diversas perspectivas y enriquecerse con otras vivencias para practicar el trabajo en equipos multidisciplinares y multiculturales serán muy limitadas.
Como nos gustan los ejemplos para demostrar que si se quiere, se puede, aquí os dejo algunos programas que incluyen mucha “práctica en la vida real” para desarrollar más y mejor el perfil innovador. Algunos de por aquí como: Fast Track , Warm Up, e iniciativa YES de los propios alumnos de la Universidad de Navarra o el Grado en Liderazgo emprendedor e innovador de la Universidad de Mondragón. Otros de por ahí como: Icubo de la Universidad del Desarrollo de Chile y Demola de Finlandia.
El MIT premia a los mejores jóvenes innovadores de España, por si queremos ejemplos diferentes a Steve Jobs con cultura similar a la nuestra para tener referentes.
Mientras formemos sólo en “cajas” como las carreras, las asignaturas y las edades, no podremos pedir que los profesionales del futuro piensen fuera de ellas al salir de sus estudios reglados. Corremos un serio riesgo de incrementar el proletariado intelectual del que habla el Instituto Drucker. ¿Nos lo podemos permitir?
La foto, de @mikebelindo al que desde aquí agradecemos su sonrisa permanente y sus ganas de enseñar y aprender en el #vbye 😉
Hola! lo de la sonrisa permanente lo agradezco, y me ha llegado al alma. Buen enfoque del post, i like it! gracias! 😉
Nada que no sea verdad sobre la sonrisa caballero!
El resto, discutible pero no imposible.
A ver si entre todos vamos generando nuevos hastag de esos que tanto te gustan 🙂
Gracias!