La economía circular que busca la tan mentada «sostenibilidad» es un campo generador de oportunidades (y para muchos mitigador de amenazas) que va calando como una posible solución a la evolución social y empresarial. Partiendo de ese concepto a priori sistémico y eficiente “nada se pierde, todo se transforma”: ¿Podríamos hablar de Educación Circular asumiendo el «reciclaje» como una necesidad para la sostenibilidad social?
Los futuristas y quienes analizan el impacto de la automatización y la digitalización en el mundo laboral (hasta el 30% de las horas de trabajo global podrían ser automatizadas para el 2030 según Mckinsey) anuncian continuamente que ante la incertidumbre, la capacidad de aprender con flexibilidad y agilidad y la inteligencia emocional serán la clave para diferenciarnos de algoritmos y máquinas.
Para convivir con este escenario, tendremos que ir descubriendo continuamente Qué aprender, de Quién y Cómo aprenderlo. Y aquí es donde el adjetivo «circular» adquiere, intuyo, más sentido en cuanto al reciclaje continuo que nos toca asumir como aprendices permanentes y posibles maestros temporales.
Me permito compartir algunas reflexiones sabiendo que el planteamiento es incompleto y no exhaustivo:
¿Qué?:
Los conocimientos se actualizan (¿imaginas que tu médico sólo hubiese estudiado en «la carrera»?) y las habilidades se entrenan en continuo. Sé que la alfabetización digital ya no es opcional. No estoy tan segura del grado de profundización: ¿La «transdisciplinariedad» se convierte en un imperativo por esta interconexión permanente que desdibuja límites entre las disciplinas tradicionales?¿Especialidades temporales como propone UDACITY?: «Todo lo que aprendes en tecnología caduca a los cinco años. Ya no te puedes relajar; el sueño del trabajo para toda la vida se ha acabado» anuncia Sebastian Thrun, este creador de nanocarreras que abandonó Google y Standford.
Los valores y la ética son el aire que respiramos y los cimientos sobre los que nos apoyamos como sociedad. Debemos tratarlos en el currículo: ¿Sólo en la infancia y la juventud?¿La filosofía, la psicología y la antropología son opcionales en la era de las máquinas que aprenden? ¿Son cuestiones individuales y colectivas?.
¿De quién?
Visualizo un círculo interior y uno exterior. Auto conocimiento en el centro y red con/de la que aprendemos en el exterior. ¿Hay una correlación positiva en el crecimiento y la densidad de ambos círculos?
Yo, mi, me conmigo:
Abundan los test, coach (pareja y madre incluidos) y herramientas para «chequearnos». ¡Ojo con la ventanita de Johari y con hacernos trampas en el solitario respondiendo lo que nos gustaría y no lo que es en realidad!.
Un ejemplito con «palabro» sobre la capacidad de aprendizaje para que juegues: «Learnability Quotient (LQ) refleja tu capacidad de aprendizaje, crecimiento y adaptación a nuevas circunstancias y retos en tu vida profesional«.
¿Sabías que en Francia se hacen una ITV de las competencias (duras y blandas) cada tres años para mantener la empleabilidad?
Nosotros, vosotros y ellos:
“Si me dijeran que permaneciera a la pata coja diciendo qué nos hace felices en la vida, solo diría “otras personas” antes de caerme al suelo” afirma Dan Gilbert, un psicólogo que estudia científicamente la felicidad desde Harvard.
«Lo importante para mantenernos felices y saludables a lo largo de la vida es la calidad de nuestras relaciones» según Robert Waldinger, el psiquiatra que dirige el macro estudio (desde Harvard también) «Desarrollo adulto» que comenzó allá por 1938.
¿Qué pinta la «felicidad» en esta historia? te puedes estar preguntando. Verás, trato de aportar una motivación para que pongamos a jugar a nuestro «animal social» y disfrutemos sabiendo que aprender, de y con otros, no sólo nos enriquece en conocimientos y cualidades, sino que es uno de los ingredientes básicos para sentirnos mejor. Cuanto más diverso, más interactivo, más confiable y más abierto es este «círculo exterior», mayor aprendizaje si tenemos apertura, espíritu crítico y la voluntad de absorberlo.
Este círculo «exterior» está plagado de anillos que se cruzan y son bidireccionales; físico y digital (hay profes con asistentes virtuales gracias a la Inteligencia artificial), intergeneracional (nietos enseñan a sus abuelos a usar la tablet), reglado e informal, especializado y general…
Y para finalizar, sobre el «Cómo» aprendemos hay mucho avanzado, pero no está de más recordar este «círculo» para que «repartamos nuestro tiempo de formación» de la manera más eficiente posible. Te sugiero ver el TEDx de José Carlos Ramos sobre nuevos paradigmas de aprendizaje.
Creo que si no insertamos en nuestro ADN la curiosidad y la iniciativa para subirnos al carro de esta «educación circular» vamos a sufrir física y emocionalmente los cambios. ¿Cómo potenciamos las ganas de aprender? ¿Todos tenemos la oportunidad de comunicar. enseñar y practicar? ¿La buscamos?
MUY INTERESANTE VUESTRO SITIO.ME GUSTARIA ENTRAR EN CONTACTO CON UDS. PORQUE ESTOY INTRODUCIENDO UNA EDUCACIÓN CIRCULAR EN DESARROLLO ORGANIZACIONAL DESDE, SU NACIMIENTO HASTA ESTOS DÍAS.SIN EMBARGO, TODO SIGUE IGUAL DESDE QUE FUNDÉ EL PRIMER MAGISTER EN Desarrollo Organizacional (MDCO) EN LA UNIVERSIDAD DIEGO PORTALE,EN CHILE Y DONDE SE SIGUE HACIENDO» MAS DE LO MISMO»CUANDO EL MUDO CAMBIA PERMANENTEMENTE.
ESPERANDO ALGUNA RESPUESTA DE SU INTERES O MDE MAYOR INFORMACION ,LOS SALUDA CORDIALMENTE,
Dra. Psic. Juana Anguita