Ya están aquí… Ya han venido… Se hablaba de “posibles” aplicaciones de la digitalización y se veían como un «futurible», cercano, pero aún intangible. Ya no, ya no son potenciales aplicaciones. Ahora hay cientos de soluciones a disposición de quienes quieran y puedan utilizarlas y, aparecerán muchas más.. ¡Va tan rápido!
Sin embargo, persisten nuevos luditas aunque Deloitte haya demostrado que la tecnología genera más empleo del que destruye.
La brecha entre quienes están al día, optimizando sus tiempos, sus costes, su capacidad de decidir sobre la marcha o la de generar nuevos negocios y quienes no se enteran o se resisten va creciendo. Es una amenaza que no podemos obviar.
Un par de ejemplos centrados en nuestras inquietudes “cotidianas” pueden ser útiles para acercarnos los beneficios de aplicar la tecnología a la resolución de problemas reales, ahora que estamos en época de propósitos para el año que comienza:
Chrono Therapeutics: Esta empresa de medicina personalizada explica que la mayoría de los productos para dejar de fumar tratan igual a todos los fumadores, sin tener en cuenta: los patrones de ansiedad de cada individuo, sus factores estresantes y sus rutinas para fumar. Ofrecen medicamentos personalizados y herramientas conductuales que funcionan en un programa de 10 semanas para ayudar a dejar de fumar. Han creado un “parche” sensorizado conectado a una app que dosifica nicotina en función de los antojos desencadenados por situaciones cotidianas como el estrés, el estar cerca de otros fumadores o simplemente, el tomar una taza de café. Por ejemplo, el 75% de los fumadores fuma su primer cigarrillo durante los 30 minutos posteriores a levantarse. Chrono se programa con el despertador, de modo que puede empezar a administrar nicotina antes de que nos despertemos.
Hampton Creek: Esta empresa quiere crear toda una gama de productos de alta tecnología basados en plantas que utilicen menos recursos desde la granja a la fábrica, cuesten menos y sean más sanos y sabrosos que los productos tradicionales. Como explica Fastcompany, utilizan un proceso de tres fases: identificar cultivos infrautilizados y de bajo impacto (como el sorgo, que requiere poca agua); aplicar datos informáticos para determinar si las proteínas que contienen pueden ser funcionalmente útiles en los alimentos (el guisante amarillo ha resultado ser un buen emulsionante); Y luego, utilizando técnicas avanzadas de cocina (junto a un equipo de ensueño de chefs con estrellas Michelin) para crear sabrosas recetas de productos envasados. Su mayonesa sin huevo con infinidad de sabores, ya se comercializa en las grandes cadenas americanas de supermercados, para deleite de alérgicos y vegetarianos entre otros clientes.
¿Qué hacemos para no quedarnos atrás?
La respuesta es formarnos y colaborar para innovar con quienes saben, pueden y quieren. Hoy lo tenemos más fácil que antes para conocer y cooperar. Los medios de comunicación ya han incorporado las nuevas tecnologías a sus informativos y todos los periódicos disponen de secciones específicas sobre innovación y tecnología para ponernos al día. Los recursos formativos on line son cuasi infinitos. Los planes de digitalización y las buenas prácticas están a golpe de clik.
Al igual que el inglés y la innovación, el “idioma digital” ha dejado de ser una opción, salvo para los ermitaños o para los luditas.
Una ayuda si quieres conocer tus competencias digitales o las de tu equipo; podéis realizar el auto diagnóstico gratuito de Ikanos por ejemplo. Una vez os hayáis “chequeado”, podréis hacer vuestro propio plan de formación digital.
Ya sabemos, que a innovar se aprende innovando.
Esperamos que 2017 sea intenso en aprendizajes y resultados: ¡Va tan rápido!