La creatividad ha pasado de gaseoso a líquido en los últimos años. Hemos sufrido una etapa donde la creatividad no tenía límites. Se aceptaba cualquier tipo de expresión quizás no válida para determinados productos. Años de excesivos impactos visuales que terminaban por narcotizar al posible consumidor.
En nuestra opinión el arte de crear debe ser libre siempre, sin olvidar ni menospreciar el resto de cada una de las fases que completan una campaña bien hecha. Es por esto que se está volviendo a un estado líquido, donde poder fluir a la vez que cambiar según el curso de los acontecimientos. Una creatividad que impacte por su sencillez y porque no también por su prudencia. Una creatividad inteligente, porque sabe sacar lo mejor de nosotros mismos. No tanto por la forma sino por el contenido que el mensaje encierra. Porque las personas ya no quieren productos que les hagan felices, quieren ser felices con lo que tienen y esa es la parte más difícil y bonita para un buen creativo. La de seguir satisfaciendo las necesidades del consumidor que cada vez es más persona y tiene claro lo que quiere, cuando y porqué.
En definitiva, mantenerse es mucho más difícil que llegar . Y en un estado gaseoso sólo nos preocuparíamos por impactar pero no por perdurar.
Un ejemplo clásico y eficaz lo encontramos a principios de los 60, cuando la compañía Hertz se postulaba en el primer puesto de alquileres de coches frente a Avis. La campaña de Avis fue sencilla, contundente y muy exitosa, pues se atrevió a utilizar la realidad para elaborar uno de los mejores eslogan en la historia de la publicidad: “Somos los segundos. Por eso nos esforzamos más”.
En multitud de ocasiones la creatividad se encuentra delante de nuestros ojos y sin embargo, empeñados en sorprender, no hacemos sino saturar a un público cansado de tratar de entender campañas retorcidas que parecen creadas para sabios.
Dicho esto aplaudimos la creatividad en estado líquido que vuelve a hacerse eco en los medios y que sabe encontrar el ingenio en la sencillez.