Tengo una manía, de tanto en tanto me gusta mirar los planes de estudio de las universidades españolas para ver qué enseñan y cómo evolucionan. Sobre todo suelo mirar ADE ya que la empresa es el mundo en el que me muevo y mejor conozco. Es una forma de testar «a lo bestia» como se ajustan las materias a la realidad de la empresa y también de ver cómo evolucionan e innovan las universidades «oficialmente». Del último tour que he hecho me gustaría destacar un par de cosas:
En primer lugar constato que empieza a haber asignaturas llamadas innovación o gestión de la innovación. Y me alegro mucho, todo lo que sea dar un paso p’alante es aplaudible. Sin embargo, contra lo que pueda parecer, creo que es un paso tímido, ¡es lo fácil! Ponemos una asignatura optativa y el que esté interesado ya tiene donde apuntarse.
Sin embargo la innovación no puede reducirse a una asignatura. ¡Es un actitud, una manera de ser que debe aplicarse a todos los ámbitos de la vida y allí donde uno se encuentre! La empresa competitiva del siglo XXI requiere de personas que se cuestionen los planteamientos «de toda la vida» en todos los departamentos, que sepan adaptarse a los continuos cambios, que tengan la mente y los ojos abiertos para aprender y buscar oportunidades y que sean capaces de cooperar con otros y de convertir las ideas en realidades. No es suficiente con tener un departamento de «nuevos proyectos»
En segundo lugar, me sigue pasmando que todo lo que se refiere al ámbito de las personas no sea obligatorio sino que, cuando está, esté en el apartado «optativas». Cualquiera que haya tenido responsabilidad en una empresa sabe que una de las cosas más importantes y más difíciles de la gestión son las personas. Para la buena marcha de la empresa, tener las personas adecuadas en el lugar adecuado, motivadas, contentas y haciendo suyo el proyecto es tener una increíble ventaja competitiva. Y sin embargo, aprender los fundamentos de la motivación, la gestión del talento o el liderazgo es, en los planes educativos, ¡una optativa!.
En fin, como directiva sé el valor que las personas innovadoras y comprometidas tienen en una empresa y como profesional de la innovación soy consciente de lo complejo que resulta a las empresas con mucha inercia adaptarse a estos tiempos tan convulsos y de la gran necesidad que existe de perfiles flexibles e innovadores.
Así que desde aquí animo a TODOS los profesores de TODAS las asignaturas y de TODAS las carreras a que continúen transmitiendo los conocimientos necesarios en su especialidad pero también a que lo hagan utilizando herramientas y métodos que «remuevan» a sus alumnos y los entrenen para ser personas innovadoras y para entender mejor los mecanismos que mueven y motivan a las personas. Porque lo dicho anteriormente para las empresas, es cierto y válido para cualquier organización y todos sus alumnos acabarán trabajando en alguna. ¡No esperemos a la vía oficial! ¡Podemos empezar en septiembre!
Conozco a varios profesores que ya lo hacen y tienen sus «optativas» petadas. ¿Será casualidad?
Como madre que quiere lo mejor para sus hijos me encantaría que cuando llegaran a la universidad, este post fuera papel mojado.